Capítulo 3:
Una Pagoda Abandonada
Viajando por Jianghu; Llevando Vino mientras Caminamos
Zhou Zishu no tenía preocupaciones; había llevado a cabo hazañas de todo tipo en busca de la muerte durante su tiempo mundano, y simplemente no había nada de que preocuparse ahora. A pesar de que el anciano era malhablado, todavía se lo comió todo.
El barco de toldo negro tranquilamente separaba el agua en el río. Una jovencita sobre la ribera llamaba con dulzura —“¡Castañas de agua, castañas de agua aquí!”— al tiempo que la luz animada tenía el mismo flujo como el agua en sí. Zhou Zishu pensó: “de veras valía la pena morir aquí”.
Por la época en que había atravesado Penglai, había visitado la legendaria Montaña de Inmortales¹⁹. En ese momento, había pensado lo mismo a mitad de su ascensión a la cara de la montaña, pero más tarde, sintió que, en comparación con un buen recorrido en el Jiangnan legendario y neblinoso y sus flores de albaricoque, era un poco inferior. Ahora que iba hacia el sur de Jiangnan, de repente se apareció esa sensación otra vez. Le dio un mordisco al bing seco y duro que sostenía, abultándose las mejillas al tiempo que gastaba todas sus fuerzas masticando la mitad del día, tras lo cual apenas logró tragarlo todo. Cuando inclinó la cabeza, reflexionó: al haber visitado Jiangnan, a pesar de que aún no hubiera ido a todas las Tres Montañas y las Cinco Cimas²⁰, todavía habría inferioridad.
Entonces dejó a un lado su sentimiento de vivir la vida aquí.
De repente, pareció que el anciano se atragantó con su propia saliva y se detuvieron sus palabrotas. Con una espalda encorvada, giró la cabeza y los ojos miraron fijamente en una dirección sin parpadear.
Algo confundido, Zhou Zishu asomó la cabeza un poquito por el barco para seguir su campo visual.
Lo que vio fue que el anciano estaba mirando fijamente a dos personas que viajaban por la ribera; resultaban ser el hombre vestido con ropa gris y la doncella bonita de ese restaurante. Puede que el anciano tuviera pelo canoso, pero su mirada era electrizante, echándoles un vistazo cuidadoso. Sus sienes, aunque escondidas debajo de su pelo despeinado, se asomaron levemente, sus manos eran voluminosas y su físico se asemejaba de un dragón enroscado. Siempre y cuando no se fuera ciego, se podría notar que el anciano tenía talento extraordinario, por no hablar de Zhou Zishu.
Haber hecho que lo vigilara tanto con alarma, el confidente, con el que se había encontrado por casualidad, con el que había compartido una mirada, no era hombre ordinario.
Parecía que la chica bonita estaba animada, pero siempre caminaba con prudencia alrededor de un zhang²¹ detrás del hombre en todo momento, demasiado miedo de ir más allá de su posición.
Con una mirada, Zhou Zishu podía notar que la jovencita era la subalterna o la concubina o algo del hombre vestido con ropa gris. A pesar de que era un poco bruta, a él le gustaba bastante su aspecto, y, aun así, pertenecía a alguien más; por lo tanto, no la contempló demasiado, apartando la vista y escogiendo lidiar con el bing seco que sostenía.
¿El Jianghu? Tenía el bien y el mal dondequiera que fuera. La Corte era una escena de la fama y de la gloria; el Jianghu era una escena del bien y del mal. Algunas personas nunca comprendían esa realidad como si empuñar una espada y montar a caballo hacia un terreno lejano fuera algo raro de recordar cuando estaban a las puertas de la muerte.
Pero, ¿qué tenían que ver con él el bien y el mal, un hombre que le daba comida a toda su familia cuando comía sin compañía?
Cuando el anciano dejó de hablar por los codos, a Zhou Zishu le parecía demasiado silencioso y dejó salir un sonido afrentado.
—Señor, este bing suyo necesita un poco de sal. No importa que sea gruesa o fina; deba poner más.
—¡Cabrón! ¡¿Un bing grande así no te pudo llenar la boca?! —maldijo el anciano, con llamas que emanan de él—. Comiste algo, pero ¡sigues jodidamente quejándote! Muere de hambre tres días, hijo de puta, y ya veremos si todavía puedes comer mierda y decir que no está delicioso...
El momento en que abrió la boca, parecía que iba por un camino que no podía detener. Zhou Zishu se rio, mordiendo el bing seco con vigor y sintiéndose algo perezoso.
Transportar a alguien al otro lado del río no costaba ni más ni menos que unas monedas de cobre, pero Zhou Zishu con derroche le entregó al anciano un trozo de plata. Este último no sentía humildad para nada, tomándolo y saliendo, y la expresión similar a la de un acreedor en la cara probablemente significaba que odiaba que le hubieran dado tan poco. Tan pronto como llegaron a la ribera enfrente, de inmediato lo ahuyentó el anciano:
—¡Lárgate, ahora! ¡No demores el buen negocio de este tipo!
Zhou Zishu tiró despacito el último trozo de bing en la boca, estiró la espalda y se escurrió de la cabina.
—¿Tiene prisa por reencarnar? —le preguntó de manera poco clara.
Los ojos similares a una campana de cobre del pescador viejo se abrieron de par en par mientras adoptaba la postura de querer insultarlo y saludar a las dieciocho generaciones de antepasados del hombre; sin embargo, pareciendo haber pensado en algo, en definitiva se tragó las palabras y entonces remó el barco con rabia.
Por suerte, este hombre en realidad no sabía lo que estaba haciendo aquí gracias a su identidad falsa. Si en realidad se ganara la vida por transbordador, ¿no habría sido demasiado pobre como para permitirse unos pantalones?
Al observar cómo el pequeño barco se alejaba, Zhou Zishu dijo completamente sin molestias:
—Cabrón.
Había pasado la mitad de su vida con muchas personas desviadas pero refinadas que abrían las bocas y se iban por la tangente con Confucio dijo esto y Mencio dijo aquello²². Nunca había hablado tan con grosero a plena luz del día; espetar esa palabra en ese momento en realidad lo había hecho muy feliz, como si todo el bagaje melancólico en el pecho se hubiera derramado por completo.
Se sorprendió al descubrir que soltar palabrotas en las calles era tan liberador, así que murmuró con una sonrisa:
—Eres un viejo hijo de puta que toma dinero sin hacer verdadera labor y que come sin cagar nunca.
Saboreó la sensación de esa oración después de terminarla; todo lo que podía sentir era un estado mental de relajación y el remanente de un sabor apetitoso en la boca. Por lo tanto, caminó por la ribera con completa satisfacción.
Zhou Zishu vagó por doquier un día entero hasta la noche. Al pasear hacia afuera de la ciudad, encontró un estanque pequeño que entonces usó para limpiarse esa mugre que pronto se volvió insoportable, fregándose hasta parecerse a un humano. Después, pensó en encontrar un lugar para refugiarse y pasar la noche, y al caminar alrededor de un li²³, divisó una pagoda abandonada y en ruinas, entró a ella, esparció la paja por el suelo, se acurrucó ante los pies del Buda, bostezó y se quedó dormido.
A pesar de que no tenía preocupaciones ahora, capaz de dormir hasta el amanecer de mañana el momento en que tocó el heno, todavía necesitaba las circunstancias de que nadie lo molestara; aun así, a medianoche, lo despertó un estallido de pisadas y de voces que provino de los alrededores.
Tres personas aparecieron en la entrada de la pagoda, y cuando el hedor a la sangre le atacó los sentidos, Zhou Zishu abrió los ojos con un ceño fruncido.
Se desconocía si el herido, quien llevaba un sombrero cónico sobre la cabeza, estaba consciente; un adolescente a medio crecer, y que tenía más o menos quince años, sostenía todo su cuerpo. Parecía que el joven tenía algún tipo de fundamento marcial, pero tenía baja resistencia, lo que le provocaba jadear como una vaca enferma al tiempo que luchaba para sostener al herido. Al lado de él, había una mujer más vieja, vestida de sirvienta, que sostenía un paquete de tela en los brazos y que trotaba con un tambaleo.
El momento mismo en que el joven entró a la verja de la pagoda, se pareció a un animalito asustado que escudriña toda la zona. Zhou Zishu yacía en la sombra de la estatua de Buda, su respiración tan débil que el joven no pudo detectarlo desde el comienzo.
—Tío Li, escondámonos aquí un minuto —le susurró al hombre vestido con el sombrero cónico—. Veo que su herida...
Antes de que terminara de hablar, el hombre medio vivo se sacó de encima al adolescente, luchó para ponerse de pie con la espalda recta y entonces se ahuecó las manos hacia Zhou Zishu.
—Tos... mi amigo... —Al levantar la cabeza, la voz paró de inmediato.
Zhou Zishu con claridad vio que el hombre era el pescador viejo que lo había transportado. Al otro lo habían apuñalado en el torso y la espalda, todo su cuerpo semejante a un calabacino sangriento. De inmediato se incorporó recto.
—¿Tú?
El anciano se rio con rencor:
—Mierda. Eres ese mendigo...
Antes de que pudiera terminar, su cuerpo salió despedido hacia delante. El adolescente se apresuró a estirar el brazo para ayudarle a levantarse, pero su propia fuerza se agotó, lo que hizo que se cayera al suelo junto con él. Había un trino sollozante en su voz.
—Tío Li...
El anciano sufrió convulsiones por todas partes. Zhou Zishu no pudo evitar inclinarse hacia delante, y al ver que la sangre del otro tenía un tinte púrpura a medida que fluía, y que incluso sus labios estaban cenicientos, tuvo que fruncir el ceño.
El hombre se forzó a sonreír y dijo en voz baja:
—¿Aún no eres jodido hombre? ¿De dónde salió todo ese pis de caballo²⁴? Este... este tipo aún no está del todo muerto...
La mujer cercana también se secó las lágrimas.
—Lord Li, si algo le sucede también, ¿en quién puede confiar nuestro Señorito?
El hombre la miró con furia, se forzó a inhalar y, temblando, le dijo al adolescente:
—Yo... soy inútil... solo fue gracias a recibir la gracia de tu padre en aquellos tiempos que incluso tengo mi vida con la que puedo compensarlo, y no tengo nada más...
Empezó a toser, y cuando el ataque terminó, se sacudió el cuerpo una vez.
—Niño, recuerda...
¿Recordar qué? No llegó a decirlo, ya que otro estallido de pisadas apresuradas llegó a la entrada de la pagoda. Un hombre vestido con ropa negra entró dando zancadas; sin llevar una máscara, había una cicatriz en la cara. Viendo a los tres que estaban al final de su camino, alegremente sonrió con suficiencia como un gato que atrapa ratones.
—Muy bien. Seguro que ustedes corrieron lejos.
El adolescente apretó la mandíbula, desenvainó su espada en la cintura y pareció que se abalanzó sobre el que iba vestido con ropa negra.
—¡Te mato!
Sin embargo, a pesar de que su aura imponente era impactante, la realidad era que tenía las artes marciales como las de un gato de tres patas. Al mirar sus cejas gruesas y ojos grandes, se podía notar que tenía una alta cantidad de energía espiritual, pero él mismo era torpe. Antes de que pudiera hacer un movimiento, su oponente lo desarmó con indiferencia; luego, con un giro de la mano, acercó rápidamente la palma a él, lo que, por casualidad, le pegó en el abdomen inferior y lo arrojó más de un zhang de distancia como un gato que juega con su juguete.
El adolescente entonces se levantó, rugió con una cara cubierta de barro, y aún no había mostrado miedo de ninguna manera al tiempo que se abalanzaba de nuevo, con las manos vacías.
Ansioso, parecía que el anciano quería levantarse, pero sus heridas resultaban demasiado graves; con un movimiento, se cayó fuertemente al suelo.
—¿Sigues intentando morderme, señorito conejito²⁵? —dijo con desprecio el hombre vestido con ropa negra; entonces corrió a toda velocidad a un lado, dobló los dedos en garras y al adolescente le agarró la espalda media. Bajo la luz de la luna, su sello de mano no parecía estar hecho de carne y hueso, sino que estaba bañado de una luz de color verde frío y claro, a punto de atacar y matar.
Zhou Zishu no tenía ningún deseo de entrometerse, pensando que, al fin y al cabo, él y el anciano tenían la cadena del destino de «compartir el mismo transbordador», pero ese niño era demasiado inmaduro. Se negó a verlo fallecer a una edad tan temprana. Ya tenía una piedra pequeña en la mano, y cuando la giraba, listo para lanzarla, de repente escuchó un silbato. La mirada del hombre vestido con ropa negra se volvió dura, y con ecuanimidad hizo una voltereta hacia atrás, dejando que el adolescente se abalanzara sobre el aire.
El lugar donde el hombre vestido de negro acababa de estar parado ahora lo perforaba un arma de 1 cun de largo en forma de una flor de loto.
—Qué buen tipo —se oyó decir la voz de una chica—. Tan bien avanzada la noche, pero personas desvergonzadas están intimidando a los ancianos y a los niños débiles en la campiña.
El corazón de Zhou Zishu saltó porque esa voz le pareció familiar; así guardó su roca que aún no se había usado, luego se acostó despacio de nuevo, observando silenciosamente la situación.
La cara del hombre se retorció y los ojos palpitaron al ritmo. A Zhou Zishu le parecía terrible la cicatriz en la cara del otro, cuya cara era un poco rígida, como si hubiera sufrido un infarto cerebral. Era a la vez viciosa y algo ridícula.
Le oyó preguntar airadamente:
—¿De dónde viniste, maldita puta?
La doncella se rio. Zhou Zishu vigiló cuidadosamente, y vio a una figura púrpura que entró corriendo por la puerta; la recién llegada definitivamente era esa jovencita que había amenazado con envenenarlo hoy. Al haber encontrado a menos de la mitad de toda la gente en esta escena de la pagoda de gloria y de rencores, sintió que, sin duda, estaba teniendo una aventura curiosa hoy.
El Lord de la chica vestida de púrpura se había ido a algún lugar desconocido. Ella inclinó la cabeza, apoyándose contra el marco de la puerta con una expresión inocente, y al enroscarse una yema del dedo alrededor de su cabellera, se rascó la cara con delicadeza con un dedo índice, sonriendo.
—¿No tienes vergüenza, gran puto? ¿Intimidando a los ancianos y a los niños? Uno incluso está a punto de morir.
Puede que el pescador viejo esté enfadado, o puede que no lo esté. Durante el día, agresivamente insultó a otras personas, pero al oírle decir a otra que era alguien «a punto de morir», realmente se cayó al suelo como si fuera a morir, ni siquiera tirándose un pedo.
Notas de la Traductora:
19. 蓬莱仙岛 (pénglái xiāndăo) es una tierra legendaria en mitología china donde los inmortales viven.
20. Las Tres Montañas son las montañas míticas: Penglai, Yingzhou y Fangzhang. Las Cinco Cimas son (y verdaderas): el Monte Tai, Monte Heng, Monte Hua, Monte Song y Monte Heng (es un diferente Heng). 泰山 (tài shān): la montaña tranquila; 衡山 (héng shān): la montaña de equilibrio; 华山 (huà shān): la montaña espléndida; 嵩山 (sōng shān): la montaña majestuosa; 恒山 (héng shān): la montaña permanente.
21. 丈 (zhàng): otra unidad de medida antigua que se equivale a 3,33 metros o 3,65 yardas.
22. Confucio o 孔子 (Kǒngzǐ) (literalmente Maestro Kong) y Mencio o 孟子 (Mèngzǐ) (literalmente Maestro Meng) eran filósofos chinos.
23. 厘 (lí): es una unidad de medida de longitud en este caso y se equivale a 0,5 kilómetros o 0,3106856 millas.
24. Debe ser más idiomático pero no pude encontrar un equivalente en español, así que traduje la frase literalmente para no perder el modismo original. Significa algo como: tonterías sin valor o insignificante según el diccionario chino.
25. 兔儿爷 (tù’eryé): literalmente significa Señor Lebrato, también conocido como el Dios Conejo, es una deidad de religión popular china exclusiva de Beijing. En este caso, Priest usó un nombre no apropiado 兔爷儿 (tùyé’er) que significa literalmente «el Dios Conejo (como un) Joven».
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